Simbología
Rachel Pollack considera al diez de oros de la representación de Rider-Waite una de las cartas con mayor valor simbólico y en la que más niveles semánticos se entremezclan.
La carta representa, en el nivel superior, un hogar, la vida feliz de la familia, una posición segura y cómoda en el mundo. El peligro que corren estas personas es el de dar toda esta prosperidad por hecha, no cuestionar el origen de la misma. Pueden incluso caer en el aburrimiento y la apatía.
El hombre y la mujer miran en direcciones opuestas, aunque la mujer mira con algo de ansiedad tras de su hombro en la dirección del hombre. Un niño pequeño tira de la manga de la madre, de forma insistente, aunque parece ausente en sus pensamientos.
Ninguna de las figuras es consciente de la figura del hombre anciano, que acaba de cruzar el arco de la puerta de casa. Los perros sí que le prestan atención.
La carta está llena de símbolos mágicos, a pesar de su aspecto tan mundano. Los diez oros forman la figura del Árbol de la Vida de la Cábala. Esta figura no aparece en ninguna otra carta de todo el Tarot de Rider-Waite.
También puede apreciarse un bastón mágico apoyado sobre el arco, otro símbolo único en la baraja.
El mismo arco es un símbolo de equilibrio, de justicia y de las fuerzas ocultas que hacen que todo el universo se mantenga unido sin que se colapse. Al margen de nuestros pensamientos, sin que apenas lo notemos, con su fuerza es capaz de sustentar la estructura de toda la casa, en la que moramos y nos sentimos felices.
Edward Waite describe la carta del siguiente modo:
Un hombre y una mujer bajo una arcada que da entrada a una casa lujosa. Están acompañados de un niño, que mira con curiosidad a dos perros, que acosan a un personaje de edad avanzada, sentado al fondo. Una de las manos del niño se posa sobre uno de los perros.
La representación del Tarot de Marsella tiene en común la presencia de unos ejes transversales que parecen sustentar a todos los pentáculos. Estos ejes recuerdan a la carta de la Rueda de la Fortuna: hemos llegado al punto hasta donde nos estaba permitido alcanzar. Se ha alcanzado el máximo en lo que a prosperidad se refiere.
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